Vivir en la era de la conectividad nos parece tan natural como respirar. Aunque hubo un tiempo, no tan lejano, en el que nos conectábamos a Internet mediante cable y dejábamos el teléfono sin funcionar y llamada que entraba, conexión caída. A ver quién le explica ahora eso a mis hijos mientras le piden a Siri y a Alexa que les ponga otra vez su canción favorita.
Estos comienzos cibernéticos, que parecen casi del Pleistoceno, recogen la primera era de la conectividad: el acceso telefónico. La segunda fue la banda ancha de cable fijo de ADSL a Fibra (y que facilitó el contenido y el comercio). La tercera era fue la banda ancha móvil con el 3G y 4G. Y, casi sin darnos cuenta, estamos en los albores de la cuarta: la llegada del 5G.
El 5G fue el tema estrella del Mobile World Congress de este año, aunque queda mucho camino por recorrer
Tema estrella del Mobile World Congress de este año. Todas las pistas nos indican que es el tema del momento y el próximo revulsivo del sector pero aunque estamos trabajando en ello y se están poniendo los primeros ladrillos, aún queda camino que recorrer. De hecho, en el novedoso estudio de GroupM Oportunidad y Peligro: 2020 y más allá, se menciona como la ilusión de 2019 y la realidad de 2022.
En un mundo hiperconectado, posibilidades para el marketing
Si alguien le hubiera dicho a aquel universitario que luchaba con su hermana por conectarse a la Red para hacer los trabajos de la Facultad que llegaría un Internet más rápido le costaría creerlo. Un Internet que acabaría con la asociación lineal del consumo de los datos y no incrementar en coste y que terminaría realmente con las barreras físicas del mundo online y offline –ya no tendremos que esperar para que cargue una web dada su vertiginosa velocidad–.
Más allá de la rapidez, de la hiperconectividad, de la aceleración de tecnologías que supone, de la renovación de infraestructuras y de la proliferación de terminales, desde el punto de vista publicitario con el 5G vamos a vivir un auténtico tsunami.
Veremos un aumento de tecnologías como Realidad Virtual, Aumentada y vídeos al servicio de las marcas. Veremos así anuncios inmersivos que permitirán a los usuarios experimentar, probar los productos o disfrutar de una experiencia de marca única y personalizada.
Con el 5G desde el punto de vista publicitario vamos a vivir un auténtico tsunami
La voz, que comienza a dar sus primeros pasos tímidamente, adquirirá protagonismo, y también veremos cómo coches, relojes y como casi cualquier superficie se convierte en una pantalla que permite a las marcas lanzar sus mensajes.
Esta revolución conllevará cambios estructurales (servidores e infraestructuras) y de procesos y sus consecuentes inversiones en tecnología para dar respuesta a las demandas –mucho más rápidas y exigentes– de la publicidad programática, a las diferentes creatividades servidas… El tiempo real será más real que nunca. Se acabaron las latencias.
A mayor cantidad de dispositivos, mayor cantidad de datos generados, lo que supone un mayor volumen de datos analizados, que si los pasamos por el filtro de la Inteligencia Artificial se convierten en mejores predicciones futuras. Detrás de este casi trabalenguas se esconde un principio básico para los marketeros: más conocimiento, que nos permite acercarnos de una forma más personalizada, directa, hipersegmentada y, a la vez, de forma masiva y rentable para el anunciante; es decir, eficaz.
El 5G nos trae todo un abanico de posibilidades, que disfrutaremos probando, descubriendo y disfrutando junto con los anunciantes, siempre ofreciéndole alternativas y entornos seguros para las marcas. Y, por supuesto, adoptando una visión customer centric para captar su atención dentro de esta multiconexión. Más que nunca la experiencia de usuario, el contenido de interés, la relevancia y tecnología serán fundamentales.